Into the Wind
Tengo la fortuna de ser una persona que siempre le ha gustado el aire libre y mas aún de ser un poblador de la patagonia.En mi trabajo también tengo la suerte de poder escaparme a pedalear al campo, hacer unas decenas de kilómetros y encontrarte con un paisaje liso, sin plantas altas, totalmente árido, sin lagunas ni nada que llame al atractivo visual. Pero en cada una de esas salidas siempre me siento a admirar lo bello de la naturaleza, que a pesar de ser un lugar desértico, la vida hace un gran esfuerzo para salir adelante.
De nuestra región podemos decir miles de cosas, que tenemos los paisajes mas lindos del mundo, las montañas mas lindas, los glaciares mas lindos, somos una región en extremidad rica y por suerte aun no colonizada por el capitalismo, aquí solo basta con ir a la oficina de parques nacionales para dar aviso de que vamos a emprender una escalada, así sea de dos largos o una mega empresa de abrir una nueva vía en el Cerro Torre.
Tenemos muchas cosas, pero lo que mas tenemos es viento, una fuerza de la naturaleza que creo es muy poco apreciada, por no decir para nada apreciada. Yo mismo lo he odiado, lo he maldecido, pero ahora ya de grande lo he aprendido a valorar y mirando hacia atrás, en todas las aventuras que me ha tocado vivir con viento, hoy las veo como verdaderas pruebas de superación.
A la mayoría de la gente no le gusta, no salen de sus casas cuando hay viento, no hacen nada, se quedan mirando la tele o confinados en algún lugar donde no se note su presencia. Pero el viento es un gran amigo, yo creo fervorosamente que este elemento, con sus fuerzas huracanadas es capaz de mostrarnos tal cual como somos, esa fuerza nos saca todo, erosiona nuestra coraza y deja a relucir la esencia de las personas. Obviamente no todo lo que muestra a veces es bueno, hay gente que se rinde, que se pone intratable, que tiran la toalla, pero hay otros en los que es una fuerza motivadora, donde no es algo con lo que hay que batallar, sino saber apreciar y andar a su lado.
En mi caso particular disfruto mucho los días con calma para salir a andar en bicicleta, pero los días con viento salgo igual, aunque afuera este azotando con toda su furia, sabiendo que es salir a sufrir, donde a veces recorrer una distancia de 5km puede llevarte hasta mas de una hora. Pero es eso lo que de grande he aprendido a querer, aquí el clima en general siempre nos hace probar nuestros limites, nos pone a prueba a ver de que pasta estamos hechos, si vamos a renunciar a nuestra tarea ante las adversidades o si vamos a ir para adelante, sin prisa pero sin pausa.
Muchas veces me he preguntado si realmente es normal querer salir a sufrir, de siempre llegar al punto de decir "no puedo mas, no quiero mas esto, doy media vuelta y me voy", pero en ese momento de desconsuelo, donde todo esta perdido uno se dice "yo no soy así, un paso mas y vemos", y el viento aquí es el verdugo que todo el tiempo nos quiere derrotar, el no conoce de egos ni nada, les pega a todos por igual, solo dejando en la ruta a quienes aprenden ir con el, a quienes aprenden a quererlo, solo ahí nos da una tregua y no porque deje de soplar, sino porque nos enseña que los limites los ponemos nosotros mismos, porque nos forja de un carácter implacable, nos hace tercos como esas mulas que solo saben ir para adelante, y que al fin y al cabo lo importante es siempre ir para adelante.
Creo que si hubiese vivido en otro lugar del país no seria quien soy, no seria tan obstinado, no tendría esa cosa en mi cabeza de todo el tiempo probar mis limites, esos que poca gente por ahí quiere conocer y creo que es el mayor error que se puede cometer, no conocer nuestros limites implica no conocerse en lo absoluto.
Todo esto lo reflexiono ya de grande, cuando me encuentro viendo en que lugar del país me puedo ir a vivir, buscando algo sereno, mas cálido, con menos viento, pero cuando lo pienso no se si me veo viviendo en otro lugar, me viene una nostalgia, me ataca una angustia que me hunde el pecho, el no poder sentir el viento en la cara, el olor del viento, no se si podría vivir sin el.
Me gusta el clima sureño, me hace sentir orgulloso cuando escucho decir a los alpinistas "vientos como los de la patagonia no hay en ningún lugar del mundo", que un meteorólogo de renombre mundial te diga "y, lo mas complicado de predecir es la patagonia", todas esas cosas me hacen sentir único, porque vivir aquí implica no poder predecir y es por esa razón que nos forma como personas y saca lo mejor y lo peor de nosotros.








